Tras iniciar la década con una actividad creativa sin límites llegando a publicar sus cuatro primeros álbumes en tan solo cinco años, Uncle Acid & the Deadbeats regresa al ruedo tras un lapso de tres años desde el controvertido The Night Creeper (2015). Para ello, el líder indiscutible del combo “Uncle Acid”, alter ego de Kevin R.Starrs, se vuelve a rodear de unos Deadbeats ligeramente cambiados, Vaughn Stokes deja el bajo para adueñarse de la guitarra rítmica y se incorporan Jon Rice en la batería y Justin Smith toma el mando del bajo.
Parecía que la fórmula exitosa con la que tintaron su álbum debut Vol.1 (2010) y sobretodo su continuación un año más tarde con el casi perfecto Blood Lust (2011) perdía fuerza en su tercer y cuarto trabajo, álbumes notables pero con la sensación de que nada nuevo podían aportar a una escena rebosante de bandas de gran calidad como Elder, Kadavar, Ufomammut, Orchid o Pallbearer. Pero tres años para pensar, mimar su sonido y crear nuevas y trabajadas melodías pueden llegar a multiplicarse en las mentes artísticas adecuadas como la de Kevin Starrs.
No solo en la formación residen los sustanciales cambios visibles, pese que Uncle Acid ya dispone de un sonido único, en Wasteland logran apretar las tuercas para evolucionar hacia su propio futuro sin alejarse un milímetro de su logo, logran rejuvenecerse mediante solos de guitarra más elevados provocando que la melodía tenga más ritmo, el resultado será que su heavy psych de escena de película de terror gane en armonía y colorido. Aún así la producción del álbum sigue siendo lo-fi lo que obliga que todo músico dé lo mejor de si mismo, pues no existe margen donde esconderse.
Preparados de mente para un viaje a los 70 y nos adentramos en las atmósferas espeluznantes de Wasteland. Esta vez enfocan la temática del trabajo en una distopía en la que a las personas se les lava literalmente el cerebro, se les elimina la memoria y se las mantiene estimuladas por “pantallas de propaganda”. Grabado en los icónicos estudios Sunset Sound en Los Ángeles con equipos utilizados por artistas como Eddie Van Halen, esta vez encontramos nueve temas para un total ligeramente superior a los 45 minutos de duración.
Arrancando con “I See Through You” con un sonido duro de hard rock y una melodía pegadiza que acaba enamorando pese a ser seguramente el tema más comercial de Uncle Acid, aquí las mentes ya borradas de los protagonistas del álbum se mueven por el mundo en un estado zombi. “Shockwave City” nos embarca en los 70 con un pesado y progresivo riff pese que la melodía avanza mucho más ligera que en los anteriores trabajos de los británicos. “No return”, un largo tema con esencia doom que se envuelve en retorcidas y distorsionadas que se vierten en un sombrío final. Mientras en “Blood Runner” o “Stranger Tonight” viajamos a los inicios de la NWOBHM con un riff que bien podría estar incluído en cualquier tema de Killers (1981) o el álbum homónimo de Iron Maiden. “Wasteland” es una semi balada muy Black Sabbath que elimina los pesados riffs en beneficio de un tema ligero, en “Beduin” los arreglos psicodélicos perfeccionan un tema ya de por si brillante y el cierre perfecto con una desgarradora “Exodus”.
La evolución frente la inamovilidad estilística es la que dota de Wastelands de un poderío descomunal, Starrs ha sabido descansar cuando ha sido necesario para no agotar su estilo justo al mismo tiempo que los fans necesitaban un respiro para coger aire y así tomar con más ganas que nunca un nuevo trabajo de Uncle Acid. La espera ha valido mucho la pena.