Si bien es cierto que James pasaron por Barcelona en 2022 y también visitaron el Cruïlla 2016, no es que sea una banda fácil de ver por nuestro país. Pese a contar con cuatro décadas de actividad y siendo ingleses, que normalmente adoran venir a buscar el cálido clima de la Península, los veteranos de Manchester no son asiduos. Su concierto de esta semana, ubicado dentro del ciclo de conciertos del Suite Music Festival que cada primavera va llenando el calendario de la ciudad condal con alegría, era un punto marcado en rojo en muchas de las agendas del público barcelonés previo a los ya inminentes festivales de verano.
Un show sin previas, sin pistas, sin teloneros. Y más que puntuales, pues empezaron dos minutos antes de previsto, los nueve músicos que forman James en la actualidad saltaron sobre las tablas de una Razzmatazz que rozaba el lleno total. Los británicos publicaron hace escasas semanas su nuevo y ecléctico Yummy (2024), disco que sirvió de excusa para salir a dar una vuelta por Europa. Por cierto, un disco de carácter dinámico y estilo bailable del que nos regalaron hasta seis canciones, tres de ellas debut en primicia.
Todo empezó algo tranquilo, con una puesta en escena sobria, unos luces horizontales posteriores que daban mucha amplitud al escenario y unos músicos que copaban todo el espacio posible. Podéis imaginar como es poner nueve artistas sobre el escenario de Razzmatazz. ¡Sobre todo con el añadido de contar con dos baterías! La banda arrancó encadenando dos piezas nuevas, “Is This Love” y “Hey”, la primera de ellas más coreada pues se lanzó en single hace ya mucho tiempo.
Tras calentar motores, la maquinaria James empezó a rodar sin prejuicios ni compasión. “Just Like Fred Astaire” sonó de maravilla y pudimos disfrutar de la primera internada de Tim Booth. Frontman de los de verdad, bailarín como pocos, su presencia se multiplicaba por diez siendo casi imposible retirar tu mirada sobre el veterano líder de James. Aunque tenemos que admitir que muchas miradas perdidas iban en dirección de su compañera en voces y guitarra, Chloë Alper vestida con un atuendo más parecido a un pijama que a un traje de conciertos. La que fuera miembro fundadora de la banda progresiva Pure Reason Revolution (y aún forma parte de la banda por cierto) se mostró hiperactiva sobre el escenario desplegando múltiples recursos.
Es precioso ver como una banda suena tan bien, tan comprometida y con tanta versatilidad, pues trompeta, contrabajo, violín… eran rápidamente intercambiados por guitarras, bajos… aquí todos saben de todo, y cuando no, la pandereta, gran aliada.
Sin desviarme del concierto, “Waltzing Along” resonó con estilo mientras que la más cantable “Beautiful Beaches” fue una dulzura poder gozarla en directo. Tras esta última pudimos disfrutar de un solo de batería de Deborah Knox-Hewson. Otro momento épico fue con “Come Home” con Tim dentro del público interpretando la pieza entera entre los fans. La preciosa y nueva “Shadow of a Giant” con esa entrada sin complejos de violín casi en solitario nos bajó revoluciones para afrontar el subidón de la segunda mitad del concierto.
“Five-0”, “Sound”, “Sometimes” y “Getting Away With It (All Messed Up)” casi encadenadas nos llevaron al éxtasis. Razzmatazz se convirtió en una fiesta de esas que uno recordará hasta el fin de los tiempos. Y aún quedaba tiempo para regresar a este nuevo Yummy con la genial “Life’s a Fucking Miracle”, que pedazo canción, junto a la debutante “Way Over Your Head”. Y el colofón final lo firmarían con la querida “Sit Down” y dejando para el cierre su obra maestra titulada “Laid”. Fiestón final, concierto impecable de una banda –a veces infravalorada– pero respetada y querida como pocas. James son una de esas bandas que sin darte cuenta adoras y amas, una banda que forma parte de la cultura británica y posiblemente de la cultura popular del rock de los 90. Teníamos ganas de James y ellos tenían ganas de Razzmatazz. Se notó en todo momento.
Setlist: