Que uno de los grupos pioneros dentro del metal extremo de Polonia saque nuevo trabajo es siempre una gran noticia y si encima es un claro homenaje a su propia carrera pues mucho mejor. Vader se formaron en el lejano 1983 como grupo de heavy/speed metal para luego ir evolucionando hacia una excelente mezcla de thrash con death metal. Durante la década de los 90 fueron sacando buenos discos y haciéndose un hueco en la escena mundial pero fue en el año 2000 con la publicación de su disco Litany que pegaron el salto, un disco perfecto con unas canciones llenas de intensidad, velocidad y unos riffs de guitarra volátiles e incendiarios.
Tras su último disco Dark Ages (2017) nos presentan este EP que lleva por nombre Thy Messenger que lo presentan con una genial portada realizada por Wes Benscoter, conocido artista que ha trabajado con grupos como Mortician, Bloodbath, Incantantion entre otros. Se trata de un trabajo corto, muy directo que apenas llega al cuarto de hora en el que encontramos varios elementos característicos de la música de los polacos.
El trabajo empieza con «Grand Deceiver» que fue el primer adelanto que nos ofrecieron. Solo empezar te viene a la mente el disco antes comentado del año 2000. Claras reminiscencias a su canción «Wings» con una batería a toda castaña, riffs veloces e intrincados, solos de vértigo que se van sucediendo entre las frases que escupe Peter con esa voz tan suya, áspera y rotunda. Un festival de destrucción desde que empieza hasta que termina sus escasos dos minutos y poco que dura.
No sé porque razón han recuperado la canción «Litany» del disco de mismo título. Es una gran canción pero ya sonaba lo suficientemente bien como para volver a grabarla. A ver, que se agradece poder gozarla con el sonido de hoy en día y no el que había hace casi 20 años pero no aporta mucho más que ese halo de nostalgia.
«Empitness» es una buena canción, de corte clásico aunque bastante contundente, y casi sin darte cuenta ya estamos en «Despair», una locura sin frenos; directamente hacia el muro a toda hostia. Una canción que se pasa en un suspiro y que te deja con ganas de más. Demasiado fugaz.
Y para terminar han apostado por una versión de Judas Priest escogiendo «Steeler» del disco British Steel (1980) como claro homenaje a sus inicios y remarcando las que son y han sido sus influencias aunque su etiqueta lleve la palabra extremo marcada a fuego.
Un disco que no pasará a la historia pero que para cualquier fan de Vader es una pequeña joya que no hay que obviar. Lo único que le achaco es la corta duración y la innecesaria regrabación de una canción antigua. Poco más que añadir.