Los americanos Vale of Pnath publicaron hace unas semanas vía Willowtip Records su tercer larga duración, ocho años después de su anterior II, disco con el que conocí a esta banda de Denver, y el cual me llamó la atención. Aunque el tiempo pasa volando, ocho años es mucho (por medio editaron un EP llamado Acursed en el 2019), y eso, aunque suene a tópico, puede pasar factura entre una banda y sus seguidores. Para empezar, estos Vale of Pnath parecen una banda nueva, ya que únicamente continua en ella un miembro de los que grabaron aquel segundo disco, el guitarrista Vance Valenzuela, que, si bien es un factor que, a simple vista, parece no alterar demasiado el producto (sonido), puede ser un dato a tener en cuenta en la escucha del disco.
Tras una cover art bastante atractiva, de la cual desconozco el autor, pero que me ha dado un aire al Goya más oscuro y enfermizo, o aquel Estudio del retrato del Papa Inocencio X de Velázquez por Francis Bacon, se abre con una intro muy cinematográfica este Between the Worlds of Life and Death, un trabajo que nos muestra un sonido algo más épico y oscuro que antaño, añadiendo a ese característico technical death metal de estructuras muy dinámicas y complejas, elementos más propios del black metal sinfónico, consiguiendo crear unas atmósferas muy siniestras y terroríficas. Volviendo a echar mano de esos factores que pueden alterar el producto, hay que hablar de la importancia de los teclados y las orquestaciones, que, aunque no me queda nada claro, porque no está muy definida su acreditación, parecen ser obra de Wayne Ingram, guitarrista y teclista de Wilderun. Si uno se centra y analiza el sonido de la banda en sus momentos más blackers (por ejemplo “Soul Offering”), se podría pensar que perfectamente tras las teclas podrían estar Mustis, Sverd, Benjamin Ryan, Francesco Ferrini (hay disco este verano de Fleshgod Apocalypse), o incluso Xy (escucha los compases más marciales de “Silent Prayers”). Los elementos más blackened residen ahí.
El resto de los instrumentos sí que se apoyan totalmente en esa base del death metal más técnico, sobre todo con esas guitarras más pesadas e intensas de rápidas notas y solos virtuosos, y esa furiosa batería llena de blast beats. Si tuviese que elegir un corte que me pudiese unir estas explicaciones posiblemente sería “Uncertain Tomorrow”. Otros temas como “Beneath Ashen Skies” o “Burning Light” son brutalidad pura sin ningún tipo de concesión.
En cuanto a la voz podría decir que me gustaría un poco más de versatilidad, pero esto ya es un problema personal que tengo yo en este tipo de estilo, idem con la producción, que me parece ya de por si demasiado sobre producida por momentos. Lo que, si hay que aplaudir, es la apuesta por darle más protagonismo a los teclados y orquestación, ya que creo que han ganado acercándose más a un sonido más sinfónico y oscuro, y es que es este factor lo que hace que la atención del oyente, en este caso yo, no decaiga.
No se cuánto tardarán en grabar nuevo material, ni si Valenzuela seguirá siendo el único miembro fijo, pero, por mi parte, les aconsejaría seguir trabajando aun más esos teclados para poder diferenciarse y poder sobresalir de las miles y miles de bandas de un género que hace ya unos cuantos años que rebosó. Mientras tanto, y a pesar de que rebosa calidad, trabajos como este Between the Worlds of Life and Death no pasarán de ser un más que correcto, otro más, disco de technical death metal.
Pota Blava y fanzinero de los 90. La música siempre ha sido una de mis grandes pasiones, y aunque el Metal es mi principal referencia, no he parado de moverme por diferentes estilos sin encerrarme a nada. Con los años el escribir también se convirtió en otra pasión, así que si junto las dos me sale la receta perfecta para mi droga personal. Estoy aquí para aportar humildemente algo de mi locura musical, y si además me lo puedo pasar bien…pues de puta madre.