El equilibrio se produce en medio de los extremos. Varials alternan a la perfección entre momentos de poder aplastante y equilibrio melódico, desbloqueando la armonía en medio de polos opuestos. El quinteto de Filadelfia -formado por Mitchell Rogers (voz), James Hohenwarter (guitarra), Shane Lyons (guitarra), Mike Foley (bajo) y Sean Rauchut (batería)- continúa afinando ese estilo suyo tan característico dotado de una intensidad abrasadora y una energía inconteniblemente creativa que han cultivado cuidadosamente a lo largo de los años. Lo curioso del caso es que la banda ha cambiado de vocalista: el guitarrista Mitchell Rogers es quien se pone ahora detrás del micrófono después de que el vocalista original Travis Tabron abandonara la formación hace ahora un par de años. Dicho esto, si os preocupa que Varials haya cambiado algo su estilo, cosa bastante normal cuando hay un cambio de vocalista de por medio, no os tenéis que preocupar, pues no se nota lo más mínimo. Su estilo es bastante similar, casi idéntico diría yo. A pesar de ello, la publicación a finales de septiembre de «Circles», tercer adelanto de este trabajo, pareció dividir a su fanbase, que les tildaban de haberse vuelto más comerciales. No diré que no les falta razón, pues el tema en cuestión se aleja bastante de la senda iniciada con su debut de 2017 Pain Again e In Darkness (2019), pero dejadme que discrepe y tilde a «Circles» como uno de los mejores singles jamás publicados por la banda, o al menos de los más pegadizos.
Pero, ¿y el resto del álbum? ¿Se alejan los otros 11 temas de la senda marcada por «Circles» o no hay sorpresas y podemos esperar algo a lo que ya nos tengan acostumbrados? Guste o no, no hay sorpresas y nos topamos de bruces con un sólido disco de metalcore con algunas pinceladas más agresivas e incluso djent. Ahí es donde radica la grandeza de Varials, un combo que ha venido sumando adeptos a su causa musical gracias a ese giro moderno suyo que es una especie de poderoso híbrido de metal y hardcore que les ha valido y servido para girar junto a artistas de renombre como All That Remains, Wage War, Oceans Ate Alaska o Kublai Khan, entre otros.
Después de acumular decenas de millones de reproducciones online y obtener elogios por parte de medios especializados como Decibel, Revolver y Alternative Press, por nombrar solo algunos, la banda publicaba el pasado 14 de octubre su tercer larga duración en el cual nos ofrece un caos controlado como nunca antes nos había ofrecido. El trabajo, que responde al nombre de Scars for You to Remember (2022), ha sido editado a través de Fearless Records, y estamos ante el que quizá sea su lanzamiento más agresivo y ambicioso hasta la fecha, en el cual, si bien -como adelantaba unas líneas más arriba- siguen un poco el camino ya marcado por su lanzamiento anterior, amplian aún más sus horizontes, experimentado con nuevas ideas.
Es gracias a ese espíritu de experimentación del quinteto que su propuesta musical camina por la cuerda floja entre el nu metalcore y el hardcore, intentado crear lo que parece ser un álbum conceptual por la forma en que se han estructurado las canciones. Pero a pesar de tratar de ser temático, termina por quedarse a medio camino al no poder ofrecernos nada nuevo a lo que ya hay en el cada vez más vasto (y saturado) mercado de álbumes de metalcore.
Pero no por ello vamos a quitarle mérito a este Scars for You to Remember, pues Varials demuestran ser buenos en lo suyo; la maestría musical es ciertamente sólida. Al igual que Alpha Wolf y Knocked Loose, dos de los nombres más importantes que dominan la escena en este momento, los de Filadelfia encajan perfectamente. Las baterías contundentes y las rupturas dominan en todo momento, interrumpidos de forma intermitente por tres interludios titulados «Chapter 2, 3 y 4». Si bien estos interludios en sí mismos no son necesariamente malos, creo que terminar por impedir que el álbum acabe de arrancar como es debido.
Sin embargo, el problema central del álbum rápidamente comienza a asomar la cabeza, ya que la esencia real de Scars for You to Remember está impregnada de canciones que probablemente ya hayas escuchado un millón de veces antes. A ver, que no cunda el pánico, porque no hablamos de temas malos, ni mucho menos; más bien al contrario. Basta con escuchar «Ritual Division (HAÜS)», «Phantom Power» y «.50», que si bien son canciones que molan, no aportan nada nuevo al universo core.
«Circles», tema del que ya os he hablado unos párrafos más arriba, es fácilmente mi corte favorito del álbum, debido a que se separa sónicamente del resto y no se apoya tanto en la machaconería en la que sí se apoya el resto del álbum. Quién me lo iba a decir, pero me mola más esta vertiente más melódica pues es algo así como un soplo de aire fresco en medio de la angustia incesante.
Sin embargo, los aspectos positivos duran poco, ya que el álbum termina con un tema como «Halo of the Sun», que pasa sin pena ni gloria, como casi la mitad del resto del álbum. Acabamos con una pieza, en mi opinión, un tanto confusa, tanto en forma como en contenido. Que no me gusta la mezcla, vamos.
Este Scars for You to Remember dura poco más de media hora; por un minuto y medio no se queda en EP, y de los 12 cortes, me resulta algo desconcertante que tres sean interludios. Sí, es un trabajo muy corto, y eso, en cierta manera, les salva. A menudo es demasiado repetitivo, y cuando no lo es, los interludios están ahí para detener su ritmo. Varials demuestran potencial, sí, pero el álbum falla debido al ritmo mediocre (insisto, no tanto por la calidad de las canciones si no por los puñeteros interludios). Despejad los dichosos interludios de la ecuación, variad el orden del resto de temas y queda una cosa bastante más digna.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.