Vhäldemar – Sanctuary of Death

Seven, siete, mágico número que tantas referencias nos aporta hacia los clásicos de nuestro metal más universal. Siete es la referencia al séptimo hijo del icónico álbum de los Maiden, siete fueron las llaves que regentaba el guardián de los amados Helloween, así como su muy posterior 7 Sinners (2010). Siete son los mencionados pecados capitales y este Sanctuary of Death (2024) que nos ocupa es el séptimo trabajo de los trve metaleros de Barakaldo Vhäldemar.

Cuatro años han tardado desde su majestuoso Straight to Hell (2020), tras el cual el famoso guerrero vuelve a protagonizar una potentísima y espectacular portada, ausente de manufactura por IA, que invita a arrasar, hacha en mano y en nombre del todopoderoso heavy metal, cualquier alma impura que ose anteponerse ante tan gloriosa causa.

Ha pasado un mes y medio desde su publicación, por lo que la mayoría ya sabréis que lo que teneís ante vosotros es puro disfrute de principio a fin. Son poco más de 45 minutos que, si consigues conectar con su noble propuesta, pasarán volando a través de 11 canciones variadas que no esconden sus claras influencias. Si fuiste fan del metal más trve y épico o aquél power alemán que tan dura nos la puso en los 90, este es sin duda tu disco.

Pocos segundos son necesarios tras el play para notar como se eriza la piel. La melodía y los coros de “Devil’s Child” nos trasladan a los años del Land of the Free (1995) en el que tito Hansen en solitario nos volvía a enamorar. Pero tranquil@s, el galope continúa con “Dreambreaker” y sus solos de piel de gallina para frenar con la pesadez épica de “Deathwalker” en la que Pedro se luce a la guitarra.

El tono vocal de Carlos, áspero pero agudo cuando toca, realza la épica de las composiciones, mostrándose como uno de los grandes cantantes de nuestra escena y una personalidad arrolladora.

Como daba a entender Raúl en una reciente entrevista en el pódcast Corsarios del Metal, se nota el hecho de volver a disfrutar de esos discos que de adolescentes nos emocionaron. Pues es evidente que esa impronta quedó en la memoria y se ha recuperado para la composición de este trabajo. El épico mediotiempo “Forevermore” es otro ejemplo de lo comentado así como el inevitable himno a un estilo de vida y que bebe directamente de los Keeper. Solo hay que escuchar el riff inicial.

Una de mis canciones favoritas de este Sanctuary of Death es la séptima parte de “Old King’s Visions (Pt. VII)” que, si hacemos caso de Spotify, también es la segunda canción más reproducida de este disco. Veloz, épica y unos coros que harán destrozar nuestras gargantas en cualquiera de los directos previstos por toda la península. No en balde, son unos de los habituales en el próximo Leyendas y que no nos perderemos por nada del mundo.

Tras “Journey to the Unknown” cambiamos de registro saliendo de la tónica habitual hacia pasajes más hard rockeros en un emocionado homenaje en “Brothers” que no resta intensidad a pesar de la diferencia estilística respecto a todo el disco, pues el tema consigue transmitir el emocionante mensaje.

“The Rebels Law” nos devuelve al galope a la batalla armados hasta los dientes hacia la instrumental “The Last Flame” que cierra el disco. Canción que inicia con una delicada melodía de piano, que poco a poco aumenta de intensidad con la entrada de toda la banda para acabar, cediendo de nuevo el protagonismo al piano, cerrando el disco con ese buen regusto de necesitar una segunda reproducción.

Excelente trabajo que hará más grande a los de Barakaldo. Si no habías conseguido conectar con su propuesta, no lo dudes, este el trabajo que hará recuperar todo lo que te has perdido en sus 25 años de existencia. Lo digo por propia experiencia, ya con su anterior trabajo se ganaron mi confianza, a partir de ahora serán habituales.

Abel Marín

Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.

Salud y Heavy Metal.