Desde que lo descubrí al entrar en Rage, Victor Smolski se convirtió en uno de mis guitarristas preferidos, quizá el que más junto a Kiko Lureiro (ex Angra). La capacidad compositiva, técnica, el estilo… todo me gustaba en Victor. Pero por alguna razón, tras el Soundchaser (2003) dejé de seguir a los alemanes (por suerte, ese error ya está reparado), así que perdí la pista del guitarrista. Eso sí, me enteré de que había partido peras con Peavy… y poco más. Hace un tiempo leí que había montado otro grupo, Almanac, pero no ha sido hasta ahora, con este tercer lanzamiento, que lo escucho activamente y sin tener ni idea de qué me encontraré.
A grandes rasgos se ve mucho de lo que había en sus Rage, principalmente en cortes como el primero, “Predator”. Las guitarras son inconfundibles, la melodía lo llena todo, así como la potencia… pero para mí gusto se queda en el camino. Me suena a disco de otra época, de hace 15 o 20 años, y más allá de la técnica de los instrumentistas y de la curiosidad de que cuenta con dos cantantes (y creo que esto es lo que le resta más puntos. No que sean dos, sino que no dan la talla), no me parece ninguna maravilla. ¡Ojo! Quizá sea yo que he cambiado los gustos, pero no puedo negar que ha sido una pequeña decepción. Encontraremos cambios de ritmo, sí, y riffs muy marca de la casa, pero le falta un poco de sal para que sea, realmente, gustoso. Su música es como ver su web: está bien, es una web, pero parece que fuese de hace 20 años.
El disco nos ofrece 10 temas de todo tipo. Aunque predomina el sonido metalero potente, también nos encontramos pasajes orquestados, uno de los puntos fuertes de la mente de Smolski (sólo hace falta conocer su discografía), como por ejemplo, el tercer corte “Soiled Existence”, muy basado en el circo romano. De hecho, toda la parte central del disco se podría considerar una unidad, tanto musical como temática. «Rush of Death» es un álbum dividido cuya sección central está dedicada a Suite Lingua Mortis Part 2, una secuela directa del tan venerado espectáculo de metal y orquesta que se encuentra en Speak of the Devil (2006) de Rage. Escuchar a Almanac con la Inspector Symphony Orchestra podrá gustar tanto a los fanáticos de Smolski como a los ávidos seguidores de Rage que no sean demasiado exigentes.
Si decimos que el álbum está dividido, hablemos de cada una de las partes. La más metalera podría englobar el principio y el final del disco. Es lo que más suena a Rage (este nombre ha salido muchas veces a lo largo de la review, y quizá ahí radique el problema). Cortes como el mencionado “Predator” o el homónimo “Rush of Death”, otros menos rápidos pero igual de potentes como “Satisfied”, con la colaboración del actual cantante de Gamma Ray, Franck Beck. De hecho, canta durante todo el disco. “Can’t Hold Me Back” tiene un aire prog que resulta interesante. “Like a Machine”, el último corte, es de los más interesantes.
La otra parte del álbum, la central, ya la hemos descrito. Muy Rage sinfónico, no hay ningún tema que destaque y se podría considerar como un solo tema dividido en cuatro partes. A los nostálgicos les gustará, a mí me ha sabido a poco.
Sí, es un álbum con grandes guitarras (con grandes instrumentaciones, pues el bajo y la batería están tremendamente logrados), pero que en su conjunto deja algo que desear. Quizá si solamente nos fijásemos en cómo toca cada uno de los músicos y no en las canciones tomadas como una unidad (es decir, en los árboles y no en el bosque), el disco sea más disfrutable.
Victor Smolski sigue siendo una máquina a la guitarra, eso es indudable y el álbum lo demuestra, pero yo le pido algo más. Lo puede hacer mejor, puede innovar, puede aportar frescura y encontrar su sitio sin que su ex grupo esté tan presente. Quizá escuche alguna canción más, pero no creo que el disco entero suene demasiadas veces en mi reproductor.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.