Hace tiempo que no le dedicaba tanto tiempo y dedicación a un proyecto de estas características, lo cierto es que aún estoy recuperándome de la sorpresa inicial cuando se me presentó la posibilidad de reseñar el nuevo trabajo de los alemanes Victorius.
Repuesto ya del susto inicial al ver la portada que me recordaba una mezcla entre film ochentero y videojuego de la época, era hora de indagar en la vida y obra de los de Wolfen, que ignorante de mí, llevan en activo desde el 2004 con alguna variación en su formación original. Actualmente el grupo de los ahora ninjas espaciales lo componen Frank Koppe (batería), Florian Zack (guitarra), Andreas Dockhorn (bajo), Dirk Scharsich (guitarra) y David Baßin (voz).
Space Ninja from Hell (2019) (ahora mismo los fans de Pantera deben de estar arrancándose las greñas si aún las mantienen) es el sexto larga duración, sin contar su primera y homónima demo Victorius (2008) y el EP Dinosaur Warfare – Legend of the Powersaurus (2018) (del cual haré referencia un poco más adelante).
Un frío escalofrío, no de emoción precisamente, recorrió mi cuerpo al ver la portada del disco que me tocaba reseñar. Un flashback apareció ante mí con esa portada con reminiscencias al clásico Shinobi de SEGA, me explico, el escalofrío no fue por la reminiscencia hacia el clásico arcade sino por todo lo que lo compone. Ninjas, rayos láser, sables de luz y ninjas cabalgando sobre tiburones voladores con el poder de lanzar rayos por los ojos… of course, esto último para rematar, por si la saga Sharknado no había sido suficiente. ¡Ah, sí!, “no se vayan todavía que aún hay más”, como diría Súper Ratón, esta portada no es más que una evolución de la orgía visual del anteriormente mencionado Dinosaur Warfare – Leyend of the Powersaurus (2018) en la que dinosaurus y un diente de sable lanzan rayos a cascoporro en otra portada con referencias arcade.
Ante tal carta de presentación, ¿qué podía esperar? La verdad es que no me auguraba nada bueno. Lo cierto es que no ha sido tan desagradable como pensaba, pero reitero en que este proyecto me llega veinte años tarde, pues el power metal hace tiempo que dejó de interesarme a excepción de ejemplos puntuales. Pero he de reconocer que se lo curran bastante durante los algo más de 45 minutos que dura su nuevo trabajo.
Como comentaba, clásico y bien ejecutado power metal galopante (en ocasiones ultra galopante escuchando ese doble bombo como una ametralladora) sin respiro durante los once cortes de los doce que componen este trabajo. El último corte se trata de la narración de la historia de los Sunbladers, ninjas espaciales, los cuales unieron fuerzas con el dios dragón Ling Long para esclavizar a la humanidad. Pero los planes dieron al traste al topar contra el super sensei Wu Shu que los envió al espacio donde sobrevivieron instalándose en su nueva base secreta situada en la cara oculta del Sol, en la cual se reforzaron volviendo a unir sus fuerzas con el dios dragón Ling Long y volver a perpetrar su malvado plan. Curiosamente, el resumen de la historia lo realizan en la final «Shinobi Strikes 3000», que brevemente recuerda a la épica narración de “The Warriors Prayer” de los entonces geniales Manowar, una vez ya hemos escuchado todo el disco (si es tu estilo, claro).
Un hecho también destacable es la voz de David que huye del clásico y chillón cantante power, un hecho a valorar para los que les irrite este estilo. Cuando comento que huye no quiero decir que tenga un tono más desgarrado, en absoluto, es limpia y melódica escapando de todo virtuosismo vocal pero notablemente ejecutado.
Sobre las canciones, es difícil decantarme por una en concreto ya que como he dicho con anterioridad el estilo me llega tarde, pero la cachonda “Washabi Warmachine” tiene su gracia con esa divertida introducción y su épica ejecución. Es de las que más me han hecho cabecear durante su escucha así como el hard rockero estribillo de “Cosmic Space Commando Base”.
Si eres un@ aferrim@ fan del power metal épico y con sentido del humor este es un disco con el que disfrutarás, en caso contrario dudo que te atraiga esta propuesta.
¡Salud y heavy metal!
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.