Me pedí a ciegas reseñar este disco. Incluso antes de saber su nombre. Considero a Vita Imana una de las bandas nacionales más potentes y no lo he dejado de hacer. Sentí miedo por los distintos cambios que han sufrido y porque el nivel que han entablado en estos siete años es difícilmente superable. Hoy ha llegado el día, y solo voy a decir: Bienvenidos de nuevo.
Obviamente tengo que mencionar la ausencia de Javier Cardoso, uno de los pilares básicos de la banda. No obstante, no voy a comparar, de hecho, creo que nadie debería. Pienso que han querido darse un lavado de cara, mantener su rollo, pero desde otro punto de partida, y Bosa es esa esencia en estado puro. Como un bote que se hunde bajo la presión del mar, ellos (y ella) han sabido reflotarlo y volver de nuevo a la regata. Empecemos.
Antes de nada y por lo que he visto, el nombre. Todo cobra sentido cuando conoces la historia que quiere explicar un grupo, pues un disco, no es solo música. Vita Imana en este aspecto son enormes, y claros ejemplo son ElM4l (2017) o Uluh (2012). Esta vez nos traen una propuesta que a mí me ha dado que pensar. Cuando adelantaron la portada, hablaron de que ‘Bosa’ significaba “Victoria” en la lengua de África occidental, pero yo, me atreveré a contar la película que me he montado que, no sé si por casualidad, coincide perfectamente con el disco. Al fin y al cabo el arte es eso, interpretar de forma libre.
Bosa existe, de hecho, se encuentra en Bogotá (Colombia) y es famosa por su red hidrográfica. Pero nos interesa la Bosa del siglo XV aproximadamente: un poblado indígena gobernado por el cacique Techotiva que sufrió, como muchos otros, el ataque de las hordas occidentales de colonos. De esta manera, los de Madrid nos cuentan mediante 10 temas como sucedió todo. La historia, para que la vayáis relacionando con los temas, habla de cuando los tres colonos; Gonzalo Jiménez de Quesada, Nicolás de Federmán y Sebastián de Belalcázar, pidieron al poblado que llenaran una habitación enteramente de oro -que es lo que pedían por el rescate de uno de los nativos-, y al no llegar a tiempo, decapitaron al zipa (el gobernador para los muiscas) y a los descendientes de estos.
Procedamos pues a escuchar esta historia llena de rabia, asco y crudeza.
«Calima» es el nombre que han escogido para el esperado tema de introducción, y digo esperado porque son verdaderas puras obras de arte [sus introducciones], y solo hay mirar hacia atrás para verlo. ¿Por qué calima? La verdad, y lo intuyo, en la localidad de Bosa el clima es distinto a lo que se podría esperar de Sudamérica, las temperaturas son más bajas, el cielo más cerrado y con mucha más humedad; los ingredientes claves para la “Calima”, algo así como la niebla. El tema crea una atmosfera de incertidumbre pero que augura un gran mal, en este caso, los colonos. Entre la mítica percusión, unos toques vocales, el sonido ambiente, y la experimental Miriam haciendo de las suyas; tenemos otro diez más para añadir a la lista.
“No en mi Nombre” nos deja respirar en paz desde el primer segundo, llevándonos a la satisfacción de tenerlos de nuevo entre nosotros. Esa afinación característica se pronuncia en forma de un seguido de notas más agudas que caerán como plomo en nuestros hombros en forma de riff pesado, acompañado por la voz del último fichaje, Mero Mero. Pasado el medio tema nos sorprende con notas palmuteadas y las percusiones dan un paso hacia adelante, y seguidamente las voces femeninas que emergieron de la caja de pandora y por lo que se ve, han sido incapaces de volverlas a encerrar. Así pues, han mezclado, como si de un batido se tratara, toda la (“nueva”) esencia de Vita Imana y te la han tirado a la cara; maravillosa carta de presentación.
Seguidamente, el tema que, como muchos, escuché a eso de las 11 el pasado 17 de diciembre en el Vuelo del Fénix. Fue fugaz, sin opción a volver a escucharlo, y con la boca abierta a más no poder me fui a dormir. Hoy me lo encuentro aquí de nuevo, y en su contexto y lugar, se revaloriza. Groove y hardcore se unen y nos obsequian con un ritmazo pegadizo y unos acompañamientos melódicos verdaderamente imprescindible para el tema.
Siguiendo el rollete del tema anterior, “¡Contraataque!”. Empieza con un profundo y poderoso bajo a manos de Pepe Blanco. Tras el riff principal, el tema empieza a subir con la armonización de la guitarra principal y cae violentamente en forma de breakdown. Algo que encuentro sumamente esencial y que quizás pasa a un segundo plano, es el juego de las guitarras pues es totalmente decisivo en el momento de descifrar lo que nos quieren transmitir. Diego y Román hacen cantar sus guitarras como si de sirenas intentando hipnotizarnos se trataran y crean un perfecto ambiente de hostilidad en el que se respira aire de batalla.
Tras “Taikos” en En otro Lugar y «Taikos II» en Uluh, llega “Taikos III”. La palabra que en japonés se usa para apodar un tambor típico de su folklore, también ha servido a Vita Imana para nombrar a su quinto tema del álbum. Otra característica básica del grupo nos atrapa, sus famosos instrumentales. La prueba básica, des de mi punto de vista, para este tipo de temas es cerrar los ojos y dejar la mente en blanco. Si logra transportarte a otro lugar o hacerte experimentar sensaciones nuevas; lo han logrado. No diré que es su mejor tema de estas características, estaría insultando a su antecesor (Taikos II) o a la entrada del tema “Uluh”. Igualmente, esta vez han innovado, tiene otro rollo, otro enfoque, mezcla de una forma más extrema el componente tribal y las guitarras más modernas ayudándose de un didgeridoo y algunos cantos tibetanos (intuyo des de la ignorancia).
Tras este ecuador, me da la sensación de que la voz es mucho más inteligible y toma más protagonismo en los temas, ¿cosa mía o es así? Sea o no sea, me suena mucho mejor y eso me flipa. Igual que me flipa “Desdoblamiento” en el segundo 2:04, cuando la guitarra se hace con la totalidad de tu mente y la llena de expectativa. Tras ella se esconde una parte extremadamente groove que me fascina por la absoluta presencia de todos y cada uno de los componentes por igual. De igual forma que juegan mucho con los sonidos, así como los agudos intercalados de la guitarra. Tocado y hundido.
“Los Ojos de la Serpiente” hacen referencia a la historia de Medusa y Casiopea a su vez. Por un lado, todos conocemos a Medusa, una mujer normal que por venganza de Atena, sufrió una metamorfosis y su pelo se transformó en serpientes y cobró la habilidad de petrificar con la mirada. Perseo fue el asesino de esta y la degolló quedándose así con su cabeza. A su vez, Casiopea, esposa de Cefeo, rey de Etiopia, y ambos padres de Andromeda, por temas de orgullo hacen que Poseidón mandase a la bestia Ceto a devastar su localidad. No obstante, los padres creyeron oportuno entregar a su hija para salvar la ciudad, y cuando estaba a punto de ser devorada, apareció Perseo, con la cabeza de Medusa, y transformó al ser en coral. El tema oscila, entre partes de intriga con susurros rodeando nuestras cabezas, y partes muy pesadas y compactas. La letra del tema plasma el poder del que gozaba Medusa y a su vez, el portador de su cabeza tras esta ser decapitada, Perseo. Un tema increíble.
“El Mundo a mis Pies” empieza de una forma parecida a “Un Nuevo Sol”, respecto al efecto de sonido. Las guitarras de este tema me parecen de un rollo hardcore y eso mola, de hecho, es una mezcla extraña pues de fondo se sigue oyendo a Miriam aporrearle a los timbales. Si lo cuentas nadie se lo creería, pero si lo escuchas…más que demostrado que es brutal.
Nos acercamos ya al final, el tema que da nombre al disco. “Bosa” es con diferencia el tema más duro. Tanto musicalmente como en sus letras, en las que se narra la dureza del desierto y la lucha por la supervivencia. Dani García deja más que claro que es una bestia corriendo con los bombos y bailando con los toms y platos, todo a la vez. Era la gota que colmaba el vaso y de esta forma se ha desparramado y avanza sin cesar como la lava que emerge de un volcán. Brutal.
Para terminar “El Duelo”, el tema que avanzaron de forma más reciente y que usan para cerrar este resurgimiento. Todo el tema en si sigue la tónica del resto del disco, distinto juego pero mismo resultado. No obstante, el final deja un sabor de boca inexplicable. Termina con el mismo instrumento que abría el disco: la Kalimba. De esta forma logran cerrar de forma hermética este trabajo, dando un comienzo y un final explícitamente claro y conciso.
Antes de poner el punto y final me gustaría decir: en primer lugar, he interpretado las historias y significados a mi manera, no he hablado con ellos directamente así que es una opinión, no digo que sea esa la historia. En segundo lugar, por muy fan que seas del antiguo Vita Imana, no debes cebarte, simplemente entender que las cosas cambian y esto que hemos visto hoy no es un intento de replicar sus anteriores etapas, sino abrir y mostrarnos une nueva con una propuesta distinta manteniendo, eso sí, su esencia tribal.
Seguiré escuchando Uluh, El M4l u Oceanidae (2014) a manos de Cardoso y también lo haré con Bosa a manos de Mero y los entenderé a todos como distintos proyectos. Las cosas fluyen y cuando no dependen de nosotros debemos adaptarnos y no ser tan “cabezacuadrada”.
¡Un placer, y gracias por volver!
Mi nombre es Roi. Joven e inexperto, pero curioso de cojones. Salté del punk a la nueva escuela y actualmente recupero esas asignaturas pendientes con los grandes de la historia del metal extremo. Estudiante de periodismo por el día y cantante de death por la noche. Como Batman, pero con menos dinero.