Aún recuerdo el día que descubrí a Viva Belgrado. Había leído bastante sobre ellos y su potencial meses antes. Pero por H o por B siempre me daba pereza ponerme su música. Quizás fuese por la portada con aires modernillos de su disco debut Flores, Carne (2014). Quién sabe.
Pero al final me dejé llevar y… ¡Zas, en toda la cara! Le di al repeat de Flores, Carne (2014) durante semanas. Quedé totalmente alucinado con ellos y tras poder verles en directo, me llevé la sensación de que caminaban directos hacia un futuro ilusionarte dentro del panorama musical nacional. Entonces llegó Ulises (2016), su disco conceptual me atrapó tanto o más que el anterior. Un disco disfrutable de principio a fin que nos mostraba que las inquietudes musicales de los cordobeses no se limitaban en auto-plagiarse.
Y entramos en una nueva etapa con Bellavista (2020). Cambio de tipografía, cambio de concepto en la imagen de portada y a todo ello le añadimos un nuevo logo en forma de arco iris. Bellavista cuenta con 11 canciones en 35 minutos. Tras la primera escucha (y la segunda y la tercera) te quedas con una sensación rara. ¿Qué coño han hecho? Escuchad “Un Collar” y entenderéis lo que quiero decir.
Bellavista tiene menos screamo y más voces limpias. Cándido se desenvuelve como pez en el agua en todos los registros, pero personalmente me gustaba un mejor equilibrio entre gritos y limpias. El disco es muy ligero y ameno. Las letras están mimadas, inspiradas y suenan actuales. Vale la pena pararse a escuchar bien (o leer) las letras de todas las canciones de Viva Belgrado, no solamente las de Bellavista.
“2020 lo dejamos y ya está”, cantan en “Más Triste Que Shinji Ikari”, como si supieran lo que se avecinaba este año. Una de las canciones que marcan el estilo de este nuevo disco. Con un estribillo popi pero pegadizo. El disco arranca con una directa “Una Soga”, un tema old school pero con unas letras afiladas como cuchillos. “Bellavista” también mantiene la esencia de antaño pero en ella se pueden entrever los cambios que se sucederán más adelante. Letras lapidarias con su repetida «esta mierda no se puede salvar». Con “Cerecita Blues” rematamos la tríada impecable inicial; otro trallazo directo a tus sentimientos.
Tras “Más Trsite Que Shinji Ikari” encontramos el tema más screamo del disco, “Un Collar”. “Ikerbukuro Sunshine” mantiene el tipo en una especie de corte estilo ¿rock urbano?. Y entramos en la segunda mitad del plástico al ritmo de “Vicios”, una grandiosa canción. Las tres siguientes arrancan de forma dura pero se van difuminando en intensidad. Son buenas, sí, pero es fácil acabar desconectando tu atención. Y cerrando encontramos “¿Qué Hay Detrás de la Ventana?”, en la que la dureza solo aparece en su tramo final. La sensación que queda tras la segunda mitad del disco es de que falta algo de potencia.
Bellavista no es un disco fácil pero a la larga es un disco gratificante. Quizás no comulgues con su nueva deriva musical, pero todo queda escondido tras el implacable trabajo lírico de la banda. El tercer disco de Viva Belgrado marca ya un nuevo destino. ¿Qué será lo próximo?