Dudo que haya allí fuera muchos fans de Voyager, banda progresiva austral de ramalazos metal, pero accesibles a la vez y capaces de adentrarse en el pop y rock de los 80. Tienen un sonido propio muy característico y cuando escuchas una canción de ellos sabes al momento de quien se trata. Su anterior disco Ghost Mile era bastante más oscuro por lo que este Colours in the Sun es un poco un retorno a lo que vendría a ser su estilo de toda la vida. Un fantástico reencuentro y que viene acompañado por el fichaje del grupo de Perth por Seasons of Mist. Diez cortes, alguna colaboración estelar y el grupo demostrando que van a por todas y que su música es una inmensa paleta de colores bajo el sol.
Impresionante inicio con un single de la calidad de “Colours” con uno de esos estribillos que se te marcan a fuego y con la combinación de teclados tecnológicos con cambios de ritmo y multitud de detalles técnicos. La voz de Danny Estrin bebe directamente de los vocalistas de segunda hornada del prog inglés y de los new romanthics. La calidad sale a borbotones en “Severomance” de línea vocal dulce y en territorios que coquetean sin pudor con el gótico. Pueden venirte a la mente To/Die/For, y es que cuando arremeten a guitarrazo limpio y rompen esquemas, es cuando te encandilan. En cada corte hay sorpresas, algo que hace muy atractivo al disco. El teclado con riff ochentero irrumpe en “Brightstar” combinando lo comercial con momentos progresivos muy logrados y tirando de fuerza y riffs musculados que los acercan a Dream Theater perfectamente. Otro de los grandes logros de esta obra es ese “Saccharine Dream”, con un puntito onírico, otro punto de dulce, pero manteniendo la base firme y metal.
Los temas son relativamente cortos, muy melódicos y llenos de color y fuerza. “Entropy” funciona perfectamente con una clara influencia popy contando con todo un Einar Solberg de Leprous. La combinación de voces eleva la composición. En “Reconnected” hay ese inicio fulgurante en el que pasas del charlestón al metal. Siempre gustan de combinar influencias y hacer fácil lo difícil. La influencia de It Bites se manifiesta en un “Runaway” escogida para cerrar el disco y con todo el protagonismo para las teclas. Hay, en general, mucha clase y elegancia en unas composiciones que no se cortan a la hora de acercarse al pop, especialmente en las líneas vocales, como sería el caso de la breve “Now or Never”. Destaca el trepidante bajo de Alex Canion en la virtuosa “Sign of the Times”, que contrasta su melodía y melosidad con ese ejercicio puro de metal progresivo que es “Water over the Bridge”.
Paso delante de una banda muy especial, aunque desconocida todavía por estos lares. Llevan muchos años peleando y giran en pequeños bares, pero puede que con este Colours in the Sun cambie un poco las cosas para mejor. Seis discos en su haber, todos muy recomendables, y esta vez quieren poner la luz sobre la inmensa paleta de estilos y texturas que manejan con tanta maestría. Uno de mis sueños habría sido el de que algún día pasaran por las tablas del Be Prog, pero dudo que eso llegue a darse algún día. Sin duda alguna son una de las bandas más personales y divertidas del progresivo actual. Esperemos que acompañen como teloneros alguna de las potentes giras de su sello.