La escena de Sudáfrica está creciendo bastante y tienen varios exponentes sobre todo en la vertiente más brutal del metal extremo. Parte del proyecto de misma procedencia con un nombre muy largo e impronunciable está gestado por tres componentes de Vulvodynia y lo primero que choca es la voz, ya que es el mismo pero sin tanta experimentación como en el otro proyecto. Sin duda aquí bajan un poco la intensidad para apoyarse en el brutal death metal mezclado con excelentes partes de puro slam y breaks rompe cuellos que te dejan para el arrastre.
Se trata de su tercer disco y han subido un peldaño demostrando sus cualidades técnicas en cada uno de los segundos que dura este trabajo. Empieza con una intro en la que se escuchan insectos volando y da un poco de mal rollo para encadenar con «Mob Justice», una burrada repleta de blast beats y partes machaconas con unas voces geniales y unos detalles de guitarra muy conseguidos en las partes agudas.
Más clásica es «Blood Diamond» aunque no esta exenta de brutalidad por todos lados. Apuestan más por las partes alocadas con otras más slams, de esas en las que la gente se pone a dar patadas y puñetazos al aire. Tienen momentos de desenfreno pero a veces cuando estas acostumbrado a un ritmo te lo cambian aunque mantienen bastante la continuidad.
«Born Into Filth» es otra canción de manual pero esta vez colaborando a la voz encontramos a Alex Taylor de Malevolence dándole un espectro más hardcore a todo el conjunto consiguiendo esa mezcla con la brutalidad. Tremendo trabajo vocal de ambos, impecable.
«Famine» trae de nuevo a las moscas revoloteando y en esta optan por los ritmos más arrastrados y lentos. Vuelven unos geniales detalles de guitarra que le dan un toque hasta industrial. Riffs enormes y una batería decadente se te meten en la cabeza junto a una voz cavernosa y poderosa. La producción también es excelente y podemos disfrutar de todos los instrumentos.
La siguiente de nombre «Echoes of the Motherland» empieza con una intro muy celestial con unos grandes coros. Es una canción instrumental que sirve un poco de descanso a tanta tralla y también para que se luzcan un poco. Atmosférica y potente nos lleva hasta otra pequeña intro en un idioma que no entiendo y entonces vuelven a ir a degüello. «Nyaope» está llena de ritmos opresivos, con riffs calculados al milímetro y unas voces brutales. Vuelven los gorrinillos en todo su esplendor realizados por Martin Matusek de Gutalax. Este hombre hace lo que quiere con su garganta. Mención especial también a su batería Thomas que es una pasada las velocidades que alcanza con los bombos, madre mía.
Ahora vienen un par de canciones conceptuales: «Reclaim the Crown, Part I: The Burning Kingdom» y «Reclaim the Crown, Part II: Risen from Ash». En la primera tenemos otra colaboración más con el conocido Trevor Strnad de The Black Dahlia Murder que se le reconoce al instante. Brutal, lenta y retorcida se trata de una canción un poco más experimental con partes más técnicas que me recuerdan a grupos como The Zenith Passage o The Faceless. Brutal el final con una parte memorable.
En la segunda nos encontramos un slam más clásico donde las guitarras mandan y la batería los lleva en volandas mientras su cantante escupe o vomita, ya que a veces parece que vaya a salir algo despedido por los altavoces o auriculares. A estas alturas repiten algunos patrones y se basan en lo que es el estilo sin salirse apenas pero siempre te encuentras algún detalle que los diferencia y la guitarra solista sabe añadir elementos para darle frescura a todo el conjunto.
Y para terminar «Cultural Misogyny» en la que, otra vez, volvemos a encontrar los mismos ritmos con alguna pequeña variación pero vamos, que en esto tampoco se puede innovar mucho. Me gusta el estilo, sobre todo en directo, pero en disco me llega a cargar un poco tanta repetición de patrones aunque quien sea fan del slam y el brutal death metal encontrará muchos elementos aquí que le harán gozar de lo lindo.