W.A.S.P. – W.A.S.P.: 40 años de perversión

Ficha técnica

Publicado el 17 de agosto de 1984
Discográfica: Capitol Records / EMI Records
 
Componentes:
Blackie Lawless - Voz, bajo
Chris Holmes - Guitarra
Randy Piper - Guitarra, coros
Tony Richards - Batería, coros

Temas

1. I Wanna Be Somebody (3:43)
2. L.O.V.E. Machine (3:51)
3. The Flame (3:41)
4. B.A.D. (3:56)
5. School Daze (3:35)
6. Hellion (3:39)
7. Sleeping (In the Fire) (3:55)
8. On Your Knees (3:48)
9. Tormentor (4:10)
10. The Torture Never Stops (3:56)

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40 años después de su aparición en el bullicioso mercado discográfico, todavía me sorprende la enorme expectación que me generó el debut de los angelinos (o “angelitos”) W.A.S.P. Como ya he narrado en otros escritos para la presente página web Science of Noise, en aquella época mis orejas básicamente sólo escuchaban propuestas de heavy metal, y en especial sentían debilidad por la mayoría de nuevas entregas de la primera ola del glam metal (los incipientes repertorios de bandas como Ratt, Dokken, Quiet Riot o Bon Jovi) y del subgénero denominado sleazy (los decisivos redondos de Mötley Crüe o de los finlandeses Hanoi Rocks).

Por extraño que parezca, durante esos sustanciosos días, de los protagonistas de este artículo no había llegado a mis oídos ninguna de sus composiciones, y únicamente leía con desmesurado interés esporádicas y breves noticias, publicadas en fidedignas revistas musicales en papel (el mundo digital no existía tal y como lo conocemos hoy), sobre los impactantes shows de la formación californiana de shock rock (integrada, en ese momento, por el vocalista y bajista Blackie Lawless, el batería Tony Richards y los guitarristas Chris Holmes y Randy Piper) o de sus polémicas letras y títulos de las canciones. Tampoco, al igual que en la desafortunada actualidad, disponía de mucho dinero para mis caprichos, por tanto el flamante long play (bautizado originalmente como Winged Assassins) del ascendente conjunto norteamericano pasó a engrosar, en un puesto preferente, la lista de posibles regalos de parte de alguno de mis familiares o amigos. Finalmente, cayó por mi santo del mismo 1984, acompañando al también incesantemente solicitado y deseado The Last in Line de Ronnie James Dio.

Supongo que mi ímpetu juvenil de entonces y las tremendas ganas de disfrutar de dicho vinilo propiciaron que dejara de lado una portada muy cutre (si no la recordáis, echadle un simple vistazo) y una producción escasamente pulida (pero que a la postre le beneficia) para un álbum lanzado por el prestigioso sello Capitol Records. No obstante, a aquellas alturas del vivencial relato, para un seducido y ansioso servidor, menudencias sin importancia cuando emergían de mi plato cortes tan directos como “Hellion”, “On Your Knees” y “The Torture Never Stops”; tan vacilones como “The Flame” o “B.A.D.”; tan robustos como “School Daze” y “Tormentor” o una balada tan oscuramente embriagadora como “Sleeping (In the Fire)”. Y desde luego, nimiedades para todo el montón de consumidores (entre los que me incluyo), de diferentes gustos, que encumbraron los tres evidentes e irresistibles himnos: “I Wanna Be Somebody”, “L.O.V.E. Machine” y el censurado (aunque añadido en posteriores reediciones) “Animal (Fuck Like a Beast)”.

Han transcurrido cuatro fugaces décadas, y a pesar de que no me provoca la excitación de antaño, admito que el inicial trabajo de estudio de los We Are Sexual Perverts (supuestas siglas de W.A.S.P.) suena compacto y energético, crudo y sin concesiones, perdurable e influyente.