Tic, tac. Tic, tac… pasan los segundos, los minutos y los días, y cada vez falta menos para que llegue la (para mí) esperadísima gira de los californianos W.A.S.P. para celebrar el cuarto de siglo de su magnífica obra conceptual The Crimson Idol. Lo que estamos leyendo de otros países es muy positivo, así que la espera se hace, casi, tan eterna como su disco.
En esta ocasión vienen acompañados de Beast in Black, los fineses liderados por el guitarrista Anton Kabanen, conocido por su estancia en Battle Beast.
Poco más de lo ya dicho sobre W.A.S.P. se puede decir. Grupo (y personalidad, Blackie Lawless) absolutamente icónico del heavy metal, su discografía casi inmortal habla por sí sola. Llevan dando guerra desde principios de los 80, es decir, casi 40 años, que se dice pronto. Controversia sería la palabra adecuada para definir aquellos tiempos. La banda, entonces compuesta por Lawless, Randy Piper, Rik Fox y Tony Richards, lo decía todo con su primer single, «A.N.I.M.A.L. (Fuck like a Beast)», su puesta en escena con modelos semi desnudas en máquinas de tortura y con el propio Blackie bebiendo sangre (falsa, esperemos) de un cráneo (también falso). «L.O.V.E. Machine» es otro ejemplo de esa controversia de la que hablamos.
Musicalmente no se alejaban ni un milímetro del heavy metal más puro y afilado, con melodías contundentes y ritmos frenéticos. Las ideas y venidas (y no sabemos a ciencia cierta si el talante de Lawless) disolvieron pronto aquella formación, dando la oportunidad a un tal Chris Holmes a las guitarras. Curioso, pero muy en línea con el grupo, como se contactó con él. Leyeron un anuncio en la revista Hustler donde ofrecía sus servicios (como músico). Así llegamos al 84, cuando Capital Records lanzó su primer álbum después que Rod Smallwood, mítico representante de Iron Maiden, los viese en directo y quedase prendado de aquella locura sobre el escenario.
Los discos y las giras fueron siguiendo, así como los cambios de formación y las polémicas. W.A.S.P. fue una de las bandas más demonizadas por la asociación Centro de Recursos Musicales para Padres (PMRC), formada por esposas de políticos norteamericanos, especialmente liderada por la mujer de Al Gore, Tipper Gore. Pero lo que son las cosas, la represión lírico-musical que pretendía PMRC supuso una publicidad gratuita para la banda tremendamente importante, llegando a cotas de fama altísimas. Ya lo hemos dicho, tanto el grupo como el propio blackie Lawless son tremendamente icónicos, y lo són por motivos como el mencionado.
1989 y The Headless Children sí marcó un hito en el grupo. Por primera vez dejaban de lado temáticas sexuales para profundizar más en sus letras, evolución que les llevó a parir, en 1992, The Crimson Idol, su mejor baza hasta la fecha y uno de los discos más perfectos que existen (link a top 5). Por supuesto, los cambios de formación siguieron siendo una constante. Qué podría haber sido The Crimson Idol con Holmes a la guitarra…
Quizá, desde 1995 (y de nuevo con Holmes en la banda, ¡un ir y venir!), la fama del grupo empezó un lento descenso. Quizá The Crimson Idol fue demasiado bueno como para que sis siguientes trabajos estuvieran a la altura (aunque Still not Black Enough es otro trabajo descomunal), y quizá todo ello hizo que con Helldorado, en 1999, tuvieran que volver a sus raíces musicales y letrísticas, intentando reconquistar un statu quo que ya no lograrían. ¿Significa eso que el grupo dejó de ser bueno)? No, en absoluto, y la cantidad de discos que han sacado así lo demuestra, pero es innegable que el aura de su etapa 1984-1992 (aprox) se perdió y que, a día de hoy y a pesar de seguir siendo un grupazo, viven más de lo que fueron de lo que realmente son. Y ni siquiera The Neon God, un intento de segunda parte de The Crimson Idol, lo logró.
Las cloacas de las redes sociales dicen que lo que nos espera en esta gira es tremendo, empezando por la formación encabezada por Blackie (obviamente) y con Aquiles Priester a la batería, al menos en algunos conciertos. Los años pasan y, sin duda, el bueno de Lawless no es el mismo que hace 30 años, pero yo tampoco lo soy. Así que el día 4 sólo espero que Razz homenajee como se merece a semejante disco y a semejante grupo.
Sobre la polémica del nombre, W.A.S.P., hablaremos otro día. Hoy nos quedamos con Jonathan Steel, The idol.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.