Es innegable la calidad de estos suecos si bien por su pasado musical podríamos esperarnos un mejunje más diferente y arriesgado. Al final White Void termina pareciéndonos un ejercicio extra de prog por parte de unos Amorphis, inspirados, eso sí. Las canciones sorprenden, pero son cambios muy integrados dentro de la deriva de cada tema. Debo reconocer que me he enganchado con fuerza a la propuesta, aunque básicamente es porque tocan todos estilos que a mi siempre me han gustado. Su líder Lars Are Nedland estuvo en Borknagar y eso se nota a la hora de componer.
Son sólo ocho temas, pero largos, con sus progresiones y con su marcado estilo que contrasta con la fea portada. Cortes como “Do.Not.Sleep” entran suaves por a voz de su líder y esos teclados retro tan envolventes, muy Amorphis pero sin esa clave folk en las guitarras. Aquí está todo muy cuidado y a nivel técnico todo funciona. “There Is No Freedom but the End” posee bellas cadencias prog en su desarrollo inicial y esos juegos con los coros van llenando, jugando con volúmenes y silencios. De estilo y elegancia van sobrados White Void.
Melancolía dominante en “Where You Go, You’ll Bring Nothing” (gran título), con un pasaje instrumental, muy bello, y definiendo estilo en la tristeza que emana de esos coros junto a esos acordes menores. El principal atractivo de este combo, para un servidor, son esos pasajes que rompen estructura y añaden versos con voz totalmente sorpresivos. El evidente single es “The Shovel and the Cross” dominada por ese teclado y la gran guitarra de Eivid Marum. Un tema redondo, quizá el más atractivo y comercial, pero también el menos sorpresivo.
La batuta de Tobias Solbakk (ex Ishahn) en la batería se nota, y junto a Vergard Kummen al bajo trazan bien la hoja de ruta en buenos temas como pueden ser “This Apokalypse Is for You”. Hay aquí un deje teatral y unos acelerones que convencen ampliamente al escuchante. Las guitarras en el solo de “All Chains Rust, All Men Die” me recuerdan a Mike Oldfield sobre una estructura metal-prog. En la hoja promocional incluyen el rock ocultista, y quizá aquí sea el momento en que más abogan por ello.
De entre lo mejor del disco está ese “The Fucking Violence of Love” que se eleva hasta los ocho minutos y va dotada con uno de los estribillos definitivos del disco, cargada con el teclado Hammond que tanto domina su estilo. Nos despiden con un ejercicio puramente progresivo de los 80 en la línea de It Bites o Marillion. Está el estilo propio instalado y Eivind vuelve a demostrar la inmensa calidad de la que hace gala durante todo el disco. Quizá el corte que más se aleja de la propuesta, aunque perfectamente integrado al todo.
White Void es un proyecto sumamente interesante y atractivo si bien no termina de ser todo lo rompedor que podría llegar a ser viendo l procedencia de sus miembros. Lo mejor de todo es que para este debut hay un estilo definido y un balance general tremendo. El disco engancha de primeras con esos dejes tan evidentes de Borknagar y Amorphis, esos sí, siempre a voces limpias. Es sobre todo una reivindicación como compositor y artista de Lars Are Nedland, y de verdad que es uno de los discos que más he escuchado y escucharé este 2021 pues la calidad es más que evidente. Soñaría con ellos en un hipotético Be Prog!