Poneos por un momento en situación, por muy peliculero que parezca. En la puerta de un módulo prefabricado, junto a la cual hay una escopeta apoyada, nos encontramos sentado a un rudo barbudo bebiendo cerveza ataviado con gorra de camionero, camisa de cuadros, tejanos desgastados y botas de motero. Unos metros más allá, su reluciente motocicleta customizada brilla bajo el sol de justicia del mediodía esperando ser montada por la larga carretera estatal. Así podríamos describir lo que nos viene a la cabeza cuando escuchamos a Wild Road Rollers.
Tras un EP anterior, Dirty Rock and Roll Brew (2017), el motor ha seguido rugiendo hasta nuestros días, con algún cambio por el camino, hasta finalizar en la publicación de su primer larga duración que hoy nos ocupa. El trío motero, formado por Lou Angelson, Rick Dickman y Boni, que en esta ocasión nos van a ayudar a paliar las largas horas de tiempo libre, son nada más y nada menos que de L’Hospitalet de Llobregat, ciudad limítrofe con Barcelona y segunda en el ránking de mayor población de Catalunya. ¿Qué vengo a decir con esto? Pues amig@s no hace falta ser el más yanqui de tod@s para ser una auténtico moter@. ¿No tenemos la mítica Ruta 66? Pues oye, la C32 o la N II también tienen su gracia. Vamos, si hablamos de la nacional que cruza La Mancha ni te cuento, lo más parecido a la mítica ruta americana. Aún tengo en la memoria aquellos largos viajes hacia Andalucía por la eternidad de aquella carretera flanqueada por campos de cereales.
¿Qué vienen a presentarnos Wild Road Rollers? Después de la rayada anterior algo podréis deducir, auténtico, rudo y crudo rock & roll / stoner con espíritu motero, lleno de clichés, que invitan a la fiesta regada por ríos de bourbon y cerveza.
No se andan por las ramas entrando al trapo con “I Should Be in Hell” pero, la correosa voz de Lou Angelson no acaba de convencerme desde el principio. No es hasta la pesada “Road Bastards”, tercer tema, que empiezo a asimilar mucho mejor el estilo vocal casando mejor con el espíritu stoner de la canción. Muy destacable el impecable sonido reforzando la pesadez de las composiciones.
Definida por ellos mismos como una canción para un día de resaca, la semi acústica “Hangover Day” se acerca al característico sonido sureño a la vez que recuerda a los BLS del poderoso rubiales Zakk en su estado más melancólico. Siguiendo la estela, “Green Illusions” va cogiendo forma. Cuanto más escucho este disco más me atrapa la pesadez de este tipo de composiciones. Aquí ya la resaca ha de haber desaparecido, si quieres tranquilidad ponte un disco de Opeth -de los últimos, claro está-.
El resto del disco se mueve en lo descrito hasta ahora. Pesada y musculosas melodías, sin artificios innecesarios. “Rocker God”, lenta y poderosa se acelera a la mitad para retomar la pesadez más absoluta. Lástima que la voz no acabe de engancharme.
“Restless” nos devuelve el rock más etílico y gamberro para retomar la recta final con “No Brother Left Behind”, y sus riffs influenciados por los padres del género, y la algo más desenfadada “Before I Count to Three”.
Es un disco para no caer en la primera impresión, pues no atrae a la primera de cambio. Posiblemente estos temas ganen enteros en directo -algo que por desgracia vamos a tardar en comprobar- ya que suenan potentes, aunque por momentos la voz no acaba de engancharme del todo.
¡Salud y rock ‘n’ roll!
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.