Supongo que conoceréis ese experimento del número de Kevin Bacon. Se dice que un actor o actriz tiene número de Kevin Bacon de 1 sí ha trabajado en alguna película en la que también participara el susodicho actor. Asimismo, alguien tiene un número de Kevin Bacon de 2 sí ha trabajado con alguien que tenga un número de Kevin Bacon de 1, y así sucesivamente. Una vez hechos todos los cálculos, se pudo comprobar que la práctica totalidad de actores y actrices del globo tienen un número de Kevin Bacon de como máximo 3. Por ejemplo, como curiosidad, Paco Martínez Soria tiene un número de Kevin Bacon de 3, ya que trabajó con Manuel Alexandre, que a su vez trabajó con un tal Tony Devon, que a su vez trabajó con Kevin Bacon. Pues bien, estoy seguro que si hiciéramos un experimento parecido con Patrik Jensen o Sharlee d’Angelo como protagonistas, también conseguiríamos enlazar todos los músicos de la escena rock / metal sueca (y quizás más allá) en dos o tres pasos, tal es la ubicuidad de este par de inquietos monstruos de las seis y cuatro cuerdas.
Patrik y Sharlee crearon Witchery en 1997 junto al guitarrista Richard Corpse como una evolución natural de otras formaciones en las que ya habían estado juntos anteriormente como Seance o Satanic Slaughter. Corpse se ha mantenido bastante fiel a la banda, pero los otros dos han gozado de carreras notablemente prolíficas en las últimas dos décadas. Casi paralelamente a la fundación de Witchery, Patrik Jensen se juntó con el batería Adrian Erlandsson (otro que ha participado en un buen puñado de bandas de renombre) aprovechando la reciente separación de At the Gates para formar The Haunted, un nuevo grupo que adquirió notoriedad con la llegada de los hermanos Björler y que se constituyó como una de las bandas más infravaloradas del metal contemporáneo, pariendo varios de los que me parecen mejores álbumes de este siglo. Aunque además de ser el alma detrás de The Haunted, Patrik también ha participado brevemente tanto en Brujeria como en In Flames, la poligamia musical de Sharlee d’Angelo está a otro nivel. El corpulento e imponente bajista lleva años compaginando exitosas y fructíferas carreras con bandazas del nivel de Arch Enemy, Witchery, Spiritual Beggars (la banda de hard rock setentero que tiene junto a Michael Ammott) y The Night Flight Orchestra (la interesantísima y cachonda banda de AOR bailable que tiene junto a Bjorn Strid, cantante de Soilwork). Por si fuera poco, sigue listado como bajista de Mercyful Fate, aunque estos se encuentran ahora mismo en un prolongado hiato y solo se han reunido muy de tanto en cuanto para algún concierto ocasional.
A pesar del éxito cosechado en lo que podríamos llamar sus proyectos principales, Jensen, Sharlee y Corpse se han mantenido todos estos años como núcleo intacto de una banda que durante muchos años ha contado con una formación con lo más granado de la escena metalera sueca, con Martin Axenrot de Opeth tras los parches desde prácticamente su fundación y el que fuera cantante de Dark Funeral, Emperor Magus Calígula, encargándose de las voces durante los últimos años. Para In His Infernal Majesty’s Service estos dos últimos han sido reemplazados por músicos de un perfil bastante más bajo pero de una calidad igualmente indiscutible. Por un lado, el batería Chris Barkesjö, un tío con una gran experiencia que ha pasado por muchos grupos de metal escandinavo como Face Down, Nightrage, Grave o los Repugnant de cuando el Papa Emeritus de Ghost aún hacía death metal. El joven Angus Norder ha tomado las responsabilidades vocales y la verdad es que a pesar de tener bastantes menos tablas que sus compañeros y predecesores, lo hace magníficamente bien, siendo probablemente (ojo) mi cantante favorito de los que han pasado por la banda.
Aunque pueda existir la tentación natural de clasificar a Witchery como un supergrupo, lo curioso es que lo suyo ha sido y es algo totalmente opuesto a lo que entendemos con ese concepto. No es que muchos músicos de renombre se reunieran para formar un grupo, sino que han sido músicos surgidos de este grupo que han acabado formando parte a posteriori de bandas de mucho renombre. Cuando Witchery empezó, The Haunted aún no habían debutado en estudio, Arch Enemy solo tenían un disco en el mercado y empezaban a gozar de un cierto éxito en Japón, y el batería de Opeth aún iba a ser Martin Lopez durante unos cuantos años. También es extraño que, ante tal alineación totalmente All-Star, Witchery se haya mantenido siempre en un cierto segundo plano, alcanzando más estatus de culto entre unos pocos que aceptación entre las siempre caprichosas masas metálicas.
A pesar de formar parte de la banda durante casi seis años, Caligula no participó en ningún disco de estudio y, de hecho, las pistas vocales de Witchkrieg, el último trabajo que los suecos publicaron en 2010, corrieron a cargo de Legion, vocalista clásico de Marduk, que tan rápido como vino, se fue. Ese disco no acabó de ser del todo de mi agrado, y las voces tan ásperas y blackmetaleras tienen bastante que ver con ello (cierto que yo no he sido nunca demasiado fan de Marduk). In His Infernal Majesty’s Service me parece concebido desde una óptica más desenfadada y divertida, que para entendernos podríamos decir que tiene rollo más Skeletonwitch. Además, me da la sensación que la música de la banda toma más de The Haunted que nunca, con uno sonido en las guitarras muy similar y muchos riffs que me los recuerdan inevitablemente. No voy a ser yo quién me queje por ello, al contrario, ya que la banda principal de Patrik Jensen es uno de mis grupos favoritos. No es éste el único motivo, pero a día de hoy este disco me resulta el más disfrutable de su carrera, y resto atrapado sin remedio a su atractiva y cohesionada mezcla entre thrash, black y los primeros The Haunted, con gran cantidad de temas cortos, inmediatos, directos y con mucho gancho.
Para empezar, «Lavey-athan» es un temazo que marca el tono que nos encontraremos a lo largo del disco, con algunos de los riffs más The Haunted de su carrera mezclados con baterías thrasheras y voces más cercanas al black metal. Aquí ya empezamos a darnos cuenta que el trabajo de Chris Barkesjö con las baquetas va a ser excelente y no tiene nada que envidiar al monstruo que le precedió en el trono. «Zoroast» sigue un camino bastante parecido, aunque sus ritmos son más asequibles y, según como, bailables, convirtiéndose en un single obvio. «Netherworld Emperor», en cambio, es mayormente un pepinazo de thrash metal, aderezado en esta ocasión con partes más black en forma de riffs oscuros y maléficos y momentos bombásticos y trompeteros que pueden llegar a recordar a bandas como Behemoth o Septicflesh.
«Nosferatu» empieza talmente como si estuviéramos ante una rendición del «Piece by Piece» de Slayer, y esta similitud no desaparece hasta que un riff tremendamente The Haunted recoge el testigo. El tema se mantiene en un cierto medio tiempo, es muy fácil de escuchar y tiene un estribillo magnífico. «The Burning of Salem», de nuevo, y si no fuera por las voces blackmetaleras, podría estar perfectamente en uno de los primeros discos de la banda principal del señor Jensen, con riffs muy directos y dinámicos y una velocidad de crucero elevada y constante. «Glided Fang», por su parte, es uno de los cortes más reconocibles, con esa pegadiza y afilada melodía de guitarra con la que abre y que guía el camino. «Empty Tombs» es accesible, dinámica y divertida, otra vez casi bailable y con abundancia de guitarras dobladas y referencias a The Haunted. Tenemos también una parte intermedia lenta, dura, pesada y machacona, en la que Angus Norder nos enseña su versatilidad dentro de los rangos extremos con un vozarrón gutural y atronador. El punteo abierto sobre el que se construye «In Warm Blood» es mucho más obviamente black, con reminiscencias a bandas como precisamente Dark Funeral, sin que el resto de la canción se aleje de un espíritu eminentemente thrash, esta vez en forma de medio tiempo bastante accesible.
«Escape from Dunwich Valley» empieza con unos órganos oscuros y solemnes, para rápidamente arrancar con un riff bastante seco y machacón que, si no fuera por la voz abrasiva y maléfica de Angus, volvería a recordar de nuevo al grupo principal de Patrik Jensen (que me repita en este comentario no es gratuito, sino más bien intencionado y significativo). Por algún motivo, no es hasta aquí que se le da el protagonismo que merece a la indudable destreza de Richard Corpse con la guitarra solista en sus manos, animándose con un par de solos extensos, melódicos y bastante memorables tanto en este tema como en «Feed the Gun», un medio tiempo básico pero resultón con un estribillo bastante pegadizo. Cerramos con un pepinazo de puro thrash como es «Oath Breaker», un tema veloz que no se ralentiza en ningún momento a pesar de que los coros angelicales hacen presagiar la llegada de una parte épica que nunca se llega a producir del todo, dejándote en una especie de coitus interruptus para acabar..
La verdad es que este disco me parece prácticamente redondo. Pegadizo, disfrutable y sin ningún relleno evidente, su escucha pasa en un momento y te deja con ganas de más. Hay la sensación que Patrik Jensen ha tomado algo más de protagonismo en la composición y por eso el aire general de las guitarras es más The Haunted que nunca, demostrando de nuevo que es un auténtico maestro de los riffacos. No inventan nada que no esté más que inventado, pero si ésta va a ser la tónica de la banda a partir de ahora, confío que tarden menos de seis años a publicar su siguiente disco. De todas maneras, antes de que eso pase tenemos que esperar entregas discográficas de, como mínimo, The Haunted, Arch Enemy, Spiritual Beggars y The Night Flight Orchestra. Estaremos ocupados!
Artículo publicado originalmente en Metal Symphony.
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.