El norteamericano J. Void se suma a la lista de multi-instrumentistas que durante el último año ha hecho de su capa un sayo y ha decidido enfrascarse en un proyecto en solitario, haciéndose cargo de todo lo que ello conlleva. Bajo el nombre de Wyld Timez, nos presenta en su primer EP siete auténticos trallazos en los que convergen el thrash, el punk, el speed metal y casi cualquier corriente con la potencia suficiente.
La primera vez que escuché “Can’t Kill Rock and Roll”, que es la que nos da la bienvenida a este breve pero intenso trabajo, no pude evitar pensar en unos Motörhead con una vena punkarra, cargados a la vez de sencillez y capacidad de hacerte sentir todo su octanaje.
El carácter electrizante del EP se acentúa en “Self-inflicted”, liberando adrenalina por sus cuatro costados, disipando toda duda de lo que Wyld Timez significa: un punto de unión entre los sonidos más representativos de las últimas cinco décadas.
Abriendo ligeramente la ventana del hard rock más iracundo llega “Drag Me to Hell”, que cae como una ráfaga de ametralladora, que acaba por ceder el sitio a “Bloodsucker”. El tema, caracterizado por la guitarra propia de bandas clásicas del thrash, se permite bajar un poco la velocidad, dando el toque pesado al trabajo.
Vuelve la energía más genuina con “Born of Nothing”, tema breve al que tampoco le hace ninguna falta alargarse, pues poco más de dos minutos le son suficientes para desplegar todo lo necesario para dar entrada a la ruda “One Foot in the Grave”, donde de nuevo la percusión se pone sus galas más punks y los contrastes entre sonidos y ritmos nos hacen sentir, más que con un pie en la tumba, con cada pie en un estilo.
Rematadamente desenfrenada suena “Medicated”, que se encarga de echar el cierre de forma tan salvaje y frenética que hará que antes de que nos demos cuenta estemos pulsando otra vez el play para disfrutar de una segunda vuelta.
Wyld Timez se presenta como un proyecto absolutamente recomendable y, aunque tanto la composición como la grabación han corrido a cargo de J. Void, injusto sería no mencionar a los músicos que le acompañan a la hora de defender los temas en directo: Dom Passalacqua, miembro de la banda de black metal Burial Oath, se encarga de la guitarra, mientras Luís Ortunio se pone tras la batería al igual que hace en grupos como Bhopal Assault o Dragheda. Con semejante compañía, no me importaría poder disfrutar cara a cara de sus decibelios.