No hay voluntad de repetirse y sí de seguir avanzando más allá del tiempo y el espacio. Así son Yes en pleno 2023, fundamentados por la guitarra, maestría y producción del longevo guitarrista Steve Howe además de estar secundado por grandes nombres como pueden ser el genial teclista Geoff Downes y el bajista Billy Sherwood. El paso del tiempo ha hecho que ya no estén entre nosotros Chris Squire ni Alan White, pero Yes no están creados para mirar al pasado ni cruzarse de brazos.
Disco generalmente optimista en el que decididamente el vocalista Jon Davison da un paso adelante y se pone las pilas en lo que es la composición. Curiosamente miembros como Geoff Downes dan un paso al lado y participan realmente poco en las tareas de escritura de canciones. A pesar de ello hay un balance muy agradable y podemos decir que el disco es de los más inspirados en años a pesar de las bajas sensibles que hay en la formación.
Los violines son los encargados de abrir una inspirada y certera “Cut from the Stars”, muy melódica y definitoria de lo que son Yes en ese presente siglo XXI. No suenan a dinosaurios ni a sombra del pasado y el tema luce de verdad estando a la altura de lo que se espera de ellos. No ha sido single por casualidad. Hay muchos detalles técnicos corales como los platos de Jay Schellen. Corte maduro, ambicioso y lo suficientemente bueno como para comparecer sobre los escenarios en su próxima gira de 2024.
“All Connected” es un auténtico disfrute de más de nueve minutos en el que el grupo pasea todas sus gracias y clichés. Aquí entramos de lleno en el prog delicado, atmosférico y trufado de detalles, llevándose la palma el gran Steve Howe a las seis cuerdas. Hay un riff de teclados muy logrado y hay momentos en los que Davison se queda literalmente solo. “Luminosity” es otra de las grandes composiciones del trabajo y hace honor al título. Destaca especialmente la voz de un Davison que rememora los mejores momentos de Jon Anderson.
“Living Out Their Dream” está creada a medias entre Downes y Howe y posee una trabajadísima línea vocal por parte de Billy Sherwood. Es un corte fresco con riff base y una adictiva línea vocal. Corte cercano al popa pesar de la gran carga instrumental y técnica. Posiblemente sea el tema más amable y directo de todos los que han compuesto esta vez. La canción que da título al disco es posiblemente la que tenga unos aires más melancólicos en sus casi 14 minutos de duración. Hay fragmentos netamente sinfónicos, mostrando otra de las caras del grupo, que son inherentes a lo que uno espera de Yes. El final es absolutamente grandilocuente como era de esperar.
“Circles of Time” es una perfecta muestra del nivel que puede lucir el grupo tras 55 años de carrera. Queda claro que estos son Yes, y a pesar de las bajas sensibles la magia sigue estando en los surcos de los vinilos y en las canciones. Esta balada es absolutamente preciosa. Jon Davison lo borda y los juegos de acústicas y coros llevan la pieza hacia el preciosismo.
Y luego pasamos a los tres otros temas más breves que conforman el segundo disco. Empezamos por los ocho minutos de “Unknown Place”, de alma acústica y muy buenos mimbres en los que destaca un espíritu tribal en riff y arreglos. Los coros de apoyo intervienen con clase y luego Downes tira de clavicordio para dar solemnidad al corte, con aires a Bach, doblados por la guitarra de Howe. Es lo mejor de esta segunda parte.
“One Second Is Enough” sería el corte más correcto y sencillo de la obra. Mucha musicalidad y todas las señas que esperas, pero sin la brillantez de los temas anteriores. Quedaría más como un corte correcto de complemento. Cierra la obra la más entretenida “Magic Potion”, que viene cargada con un riff a manos de la guitarra de Howe y el bajo de Sherwood. De todas formas, el primer disco es bastante superior a lo ofrecido en el segundo.
Yes siguen estando a la altura de su leyenda y se sobreponen a las fatalidades del tiempo y a los años. Siguen ofreciendo material de calidad sobrada y capaz de seguir emocionando a sus seguidores, lo cual, tras 55 años, parece un absoluto milagro. Y Mirror to the Sky es incluso superior a The Quest. Lo que realmente duele es que hayan suspendido la gira pues soñaba yo con ver a Geoff Downes y a Steve Howe en directo, por una vez en la vida. No sólo mantienen el nivel, sino que nos permiten soñar con futuro. Y digamos también que lo de Jon Davison a la voz es un escándalo…