Zeal & Ardor – Stranger Fruit

Stranger Fruit (2018) es el segundo disco de Zeal & Ardor, proyecto individual y personalísimo de su única cara visible, Manuel Gagneux, de orgen suizo americano. Practica un crossover interesante entre el black metal y la música, digamosle, esclava afroamericana.

El curioso punto en común para mezclar estos dos estilos, es que si bien a los paganos vikingos se les obligó a adoptar el cristianismo (punto de partida teórico del black metal noruego), a los esclavos afroamericanos les hicieron lo mismo. Aquí el ínclito Gagneux ha decidido fusionar esos dos elementos y crear una amalgama de sonido slaveryblackmetal con pinceladas avantgarde, todo ello bajo una capa esotérica satánica de lo más sugerente. Devil Is Fine (2017) ya significó una sorpresa y una voladura de cabeza de proporciones inabarcables, pues nunca habíamos asistido a un mestizaje de tal calibre…

La propuesta viene a ser la banda sonora que Django Unchained (2012) nunca tuvo, pero se me antoja de lo más apropiado ¿Os podéis imaginar esos campos de algodón a ritmo de black metal con la cadencia de los cánticos esclavistas? ¿O a Django impartiendo justicia al son de cualquier de los temas de la obra? Para mi ese es el resumen de la música de Zeal & Ardor, espiritualidad, brutalidad  y mucha, pero que mucha, calidad. Su primer trabajo tuvo una acogida sobresaliente y hasta los hipsters lo han adoptado como una de las bandas más cool del planeta.

A pesar de perder el factor sorpresa, Stranger Fruit es un trabajo sobresaliente y candidato a lo mejor del año donde lo mostrado en su primer plástico se mejora, potencia y crece exponencialmente, ganando madurez y entregando un CD redondo. La consolidación de un proyecto, vaya.

Un disco en el que el ritmo negro, la mala hostia blacker, la transiciones con synth y teclados están perfectamente trabadas, no desentona para nada a pesar de tu resistencia, querida lectora. Es una maravilla de cabo a rabo.  No es difícil que en algún tema te acuerde de alguna banda como Faith No More, Black Keys, Emperor o el solista Ben Harper… Todo ello sin, aparentemente, forzarse, ni parecer estridente, todo lo contrario, con una naturalidad espeluznante.

Ahí tienes la rabia metalera con el feeling de la música negra en “Row Row”, “Ship on Fire” o “We Can’t Be Find” con toda la agresividad y los blast beats a piñón fijo. La bluesy “Gravedigger’s Chant”, el groove de “Servants”, la atmosférica “The Hermit”, el teclado de “Stranger Fruit” con ese desarrollo entre atmosférico y tétrico. Tienes de todo, variado y de mucha calidad. Las tonalidades a lo Ben Harper de “You Ain’t Coming Back” en un medio tiempo emocionante, o las letanías de “Coagula” que te transportan a algún sótano donde se está realizando una misa negra.

Francamente, no puedo ser objetivo cuando además el sonido es crudo a la par que claro, mezclado por Kurt Ballou (este hombre es una joya). Manuel Gagneux, él solito, es capaz de grabar un disco tocando todos los instrumentos a su alcance excepto la batería. Estamos ante un talento desbordante y un músico mayúsculo, sin duda una de las mejores cosas que le ha pasado a la música en los últimos tiempos. Seas metalero o no. Por qué a pesar de todo lo expuesto, el disco es accesible y no podrás dejar de pulsar el play cuando acabe.

Un must. De lo mejor del año sin duda y en posiciones destacadas. Por lo menos, para tu humilde servidor. No te lo pierdas, avisada estás.

Joan Calderon

Sant Boi-Barcelona-Arenys de Mar. Padre y Metalhead. Desbordado por tanta música que escuchar y poco tiempo para disfrutarla. En el Universo solo hay dos cosas claras: In vino veritas y Metallica es la banda más grande de todos los tiempos (quizás solo una sea cierta, y no tenga que ver con la verdad). Death, black, doom, sludge, hardcore, thrash… a menudo: pop, rock, indie, electrónica, hip hop…  en resumen, la música es mi pasión.